15 de noviembre de 2013
Para la economía rusa, las inversiones españolas desempeñan un importante papel, tanto a nivel nacional como regional. Estamos siendo testigos del desarrollo de varios acertados proyectos de colaboración entre empresas de nuestros países, incluidas las empresas de las regiones rusas. Otro punto a tener en cuenta es el componente tecnológico e innovador de estas inversiones, el cual resulta crucial para nuestra economía, pues se trata, por lo general, de sectores en auge de la economía. Como resultado de esta cooperación inversionista, las empresas españolas transfieren su tecnología a Rusia, donde ya se está empezando a emplear.
Entre las principales tendencias en marcha cabe destacar la colaboración en el sector energético (Alliance y Repsol), en la fabricación de componentes de automoción (Gestamp Automoción, Grupo Antolin) y en la fabricación de materiales de construcción. En esta línea, hay varios proyectos en curso con bastante futuro. Su principal objetivo consiste en desarrollar el sector industrial ruso, principalmente, la industria automovilística. Estas empresas españolas, que se han creado y operan en el territorio de Rusia, permiten solventar algunas de las cuestiones que atañen al desarrollo de las distintas áreas de nuestra economía.
En cuanto a las demás líneas de actuación, cabe destacar los proyectos de fabricación de materiales de construcción. Hablamos sobre todo de la empresa Uralita y del grupo Roca, que han encontrado el éxito en el mercado ruso.
En cuanto a la industria alimentaria, uno de los primeros inversores españoles que han logrado afianzarse en el mercado ruso es la empresa Preparados Alimenticios (Gallina Blanca), que ya ocupa una posición firme en su sector. Entre las iniciativas más nuevas y exitosas destaca el proyecto conjunto de los grupos Cherkizovo y Fuertes para la construcción de un complejo de procesado de carne de pavo.
Otro dato de interés: si antes las grandes multinacionales de la moda española como Inditex y Mango operaban principalmente en Moscú y San Petersburgo, ahora han ampliado significativamente sus cadenas de tiendas, extendiéndose a la mayor parte del territorio de Rusia.
La colaboración con España en el sector de los transportes también parece tener futuro, sobre todo si hablamos de la alta velocidad. Un ejemplo de ello es el contrato vigente entre los Ferrocarriles Rusos y Talgo para el abastecimiento de trenes de alta velocidad.
Rusia necesita atraer la inversión de las grandes constructoras españolas, las cuales ocupan puestos destacados en el mercado mundial. Aparte de OHL, se abrirán en Rusia filiales de otras empresas españolas. Estas colaboraciones surgen como consecuencia de la preparación del Mundial de fútbol de 2018, entre otros programas del gobierno ruso.
El clima inversionista actual no solo favorece a Moscú y San Petersburgo, sino también a las regiones. Están apareciendo zonas económicas especiales cuya construcción motiva a los inversores; se están creando y desarrollando unas infraestructuras que fomentan la inversión y ya se pueden observar los primeros resultados. En las regiones, la propia administración está poniendo en práctica políticas encaminadas a atraer la inversión extranjera.